354: Descubre tu misión y transforma tu futuro 8/12/2024 #1329
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Descubre tu misión y transforma tu futuro
“Te he puesto como luz de las naciones, para que lleves la salvación hasta… lo último de la tierra”, Hechos 13:47.
“Te he puesto como luz de las naciones, para que lleves la salvación hasta… lo último de la tierra”, Hechos 13:47.
Estamos viviendo una nueva aventura de fe, ¡un nuevo viaje evangelístico! Más de un centenar y medio de personas cruzaron por tierra el territorio nacional de este a oeste. Un día de viaje, un camión a rebosar de material impreso para regalar, 150 kilos de alimentos, 30 autos y varias camionetas. Niños, jóvenes y familias enteras. Todos con una sola misión: predicar a Cristo casa por casa, de sol a sol, durante dos semanas. Nuestra intención no es exaltarnos ni despertar la admiración de nadie, pues si anunciamos el evangelio “no tenemos por qué gloriarnos…”, 1ª Corintios 9:15. Nuestro servicio a Dios no es digno de ninguna alabanza especial, como si fuera un servicio más allá de nuestro deber. Nada de jactancia. Jesús dijo: “Cuando ustedes me obedecen, deben decir: “Somos siervos indignos que simplemente cumplimos con nuestro deber”, Lucas 17:10 (NTV). Eso sí, anhelamos que nuestro ejemplo inspire para que muchos más sean parte de la última y más grande cosecha de almas de la historia.
Todo comenzó en el mes de agosto del año 2020. Un año que nadie olvidará. El espíritu de ‘mamón’ fue derrotado por primera vez por un virus y el mundo se paralizó. La vida social quedó suspendida, las calles se vaciaron y las persianas de los negocios, fábricas y empresas se cerraron. Una ‘simple gripe’ se transformó en una pandemia universal que mantuvo en vilo al planeta por más de un año. En nuestra provincia las iglesias estuvieron cerradas durante seis meses. Pero algo sobrenatural sucedió el día en que retomamos los cultos presenciales. La iglesia se puso de rodillas y clamó. El Señor prometió: “Cuando el pueblo clame al SEÑOR por ayuda… él… lo rescatará”, Isaías 19:20 (NTV). Y Dios cumplió su palabra y nos entregó una nueva estrategia para evangelizar. El viejo ministerio de predicar en los barrios, desde un tráiler mediante obras de teatros para los niños, daba paso a la evangelización casa por casa, en todo el país. El festival de la familia, que dos veces al año llevábamos a cabo en algún lugar de la Argentina, se transformó en un impacto masivo de todos los días. Los eventos esporádicos y multitudinarios se transformaron en un trabajo silencioso de evangelización persona a persona. Nacía una nueva visión. Aquel clamor congregacional dio lugar a una extraordinaria aventura de fe y a la mejor temporada de nuestras vidas. A partir de entonces ya nada sería igual.
¿Alcanzas a comprender la importancia del clamor? “El pueblo de Dios clama a él… y no tardará en darle lo que necesita”, Lucas 18:7 (PDT). Cuando los israelitas clamaron por ayuda, Dios los liberó del látigo del Faraón, Números 20:16. Cuando Ana clamó por un hijo, Dios le dio a Samuel, 1º Samuel 1. Cuando la mujer sirofenicia clamó por su hija, Jesús la liberó de un demonio, Mateo 15:28. Moisés clamó y Dios “hizo salir agua de la roca”, Deuteronomio 8:15 (PDT). Elías clamó y el hijo de la viuda resucitó, 1º Reyes 17:20-22. ¡Dios siempre responde a la oración de aquellos que claman con fe! ¿Estás en problemas? Inclínate y ora a Dios. El débil gemido de un corazón quebrantado sube rápidamente al trono de Dios. ¿Son invencibles los gigantes que merodean tu casa? Si le das lugar, el General de los ejércitos peleará por ti. “¡Dios… se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá”, Isaías 30:19 (BAD). La solución a tus problemas no es la resignación. El tiempo por sí solo no los resolverá. Lo que necesitas es recurrir a Dios en clamor agonizante. “Si clamas, el Señor responderá…”, Isaías 58:9 (SB-MN). “Cuando ustedes clamen a Mí… Yo los escucharé”, Jeremías 29:12 (Kadosh); Salmo 34:17. Quejarnos de la crisis en la que estamos no la resolverá. Lo que debemos hacer es levantar la mirada y clamar a Dios, tal como lo hicieron los israelitas y como nosotros lo hicimos ese inolvidable 9 de agosto del año 2020. Dios nos reveló el plan para tomar la Argentina en sus cuatro puntos cardinales para luego sembrar la Palabra en cada hogar de la nación. El desafío era humanamente imposible; sin embargo lo estamos haciendo, no sin su ayuda y solo para su gloria. La provisión no ha faltado. El dinero para imprimir millones de libros, el combustible para transitar miles de kilómetros, las personas para evangelizar y Su gracia para realizar con éxito el trabajo llegan a medida que cumplimos con la misión. Los testimonios son muchos. Los milagros son asombrosos. Miles y miles de hogares ya han sido visitados y miles y miles de personas ya tuvieron la oportunidad de escuchar el evangelio. Y esperamos confiados que Dios nos siga ayudando para que todo nuestro país sea evangelizado y todos tengan la oportunidad de salvarse eternamente. Y tú puedes ser parte. La invitación a hacer historia junto al Espíritu Santo también es para ti.
Una misión de dimensiones cósmicas
Nuestra misión es proclamar el mensaje de salvación a los perdidos de este mundo. “Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él”, 2ª Corintios 5:18 (NTV). “Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos”, Marcos 16:15 (NTV). “… Saldrán a dar testimonio de mí…”, Hechos 1:8 (DHH). “Los envío a dar tu mensaje a la gente de este mundo…”, Juan 17:18 (TLA). Si la iglesia no cumple con su tarea evangelística y misionera no justifica su existencia. “El evangelio tiene que ser predicado a todos los pueblos”, Marcos 13:10 (Castillian); Isaías 49:6; Salmo 96:3. La salvación de las personas depende de nuestra obediencia al mandamiento bíblico de predicar.
Obedecer en dependencia
El nuevo diseño divino consistía en visitar casa por casa ofreciendo el evangelio a toda persona, en todo paraje, ciudad y provincia de nuestra nación. Nos propusimos llegar a todos por más aislados que estuvieran. La imposibilidad de la misión demuestra que su origen es divino. Siempre que Dios te encargue un trabajo requerirá fe de tu parte y jamás podrás realizarlo sin Su ayuda. Si lo que estás haciendo está dentro de tus posibilidades y lo puedes realizar con tus propios recursos y sin la dependencia del Espíritu Santo, entonces no viene de Dios. El Señor nunca nos pedirá algo que no requiera fe de nuestra parte.
Con mucha alegría comenzamos el trabajo. Decenas de personas se dieron cita en el templo para llenar bolsitas con caramelos, chupetines y un libro Cuentos que no son Cuentos. Así comenzamos a evangelizar nuestra propia ciudad. Decenas de personas salían todas las tardes con sus bolsas cargadas de ‘felicidad’, llevando a cada persona fe, esperanza y amor. Descargábamos los mapas satelitales y asignábamos una zona para cada caminante. La tarea era urgente. Muchas personas estaban suicidándose. Los casos de abusos en los propios hogares se dispararon. No había tiempo que perder. Con la autoridad de Dios y con la gracia del Espíritu Santo hicimos la tarea en pocas semanas, algo que nunca habíamos podido hacer en toda la historia de la iglesia. Los niños recibieron gratis el libro Cuentos que no son Cuentos, escrito para desarrollar la asertividad en los niños proveyendo recursos para defenderse solitos frente a una potencial situación de abuso. Los adultos de cada casa recibían también gratuitamente un libro inspiracional cuyo contenido los guiaba a encontrarse con Dios. Con el correr del tiempo la visión fue mejorando. Entendimos que la prevención del abuso era secundaria a la predicación del evangelio y entonces agregamos un capítulo al libro titulado Súper Capaz, tu amigo ideal. Posteriormente sumamos el libro ‘amarillo’ La mejor inversión de tu vida. Desde entonces niños y adultos, todos tienen la oportunidad de conocer al Salvador del mundo e ir al cielo.
Preparación para la batalla
Un viaje evangelístico comienza mucho antes de que salgamos a la ruta. Comienza con oración en el aposento alto. Los caminantes oran, los choferes oran, los niños oran. Todo el mundo ora. Se consagran vigilias de oración, ayunos congregacionales y espacios en los servicios generales de la iglesia para orar y clamar. Si queremos ser efectivos debemos empuñar las “invencibles armas del todopoderoso Dios”, 2ª Corintios 10:4, NT-BAD. ¡Cuando la iglesia camina de rodillas avanza más rápido y llega mucho más lejos! Además, nos enfoca en la misión. ¡La consecuencia de una iglesia conectada con Dios es una iglesia en las calles! Es cierto que Jesús nos ordenó predicar, pero no independientemente de Él. ¡Desconectados de Dios la iglesia carece de poder y su trabajo no produce resultados! En esto imitamos a Jesús quien “de día… enseñaba en el templo, pero salía a pasar la noche en el monte… y toda la gente madrugaba para ir al templo a oírlo”, Lucas 21:37-38 (NVI). ¡La autoridad espiritual no se obtiene mediante el conocimiento académico o el liderazgo posicional, sino de la íntima comunión con Dios!
Oposición espiritual
La vida cristiana es un campo de batalla, no un parque de diversiones. Estamos en guerra. Enfrentamos fuerzas malignas de dimensiones cósmicas. El devorador de almas es nuestro enemigo. El asesino de la humanidad nos ataca continuamente. No descansa en su afán de hacer que la gente pierda su alma. La Biblia dice: “Muy breve es la vida…”, (Salmo 39:5, NVI) y luego entramos en la eternidad, ya sea en el gozo eterno con Dios en el cielo o en el tormento eterno en el infierno. Y ese destino depende de lo que la gente haga con el evangelio de Jesucristo. Por eso Dios nos exhorta: “... Anuncia esta buena noticia… No tengas miedo; grita con todas tus fuerzas…”, Isaías 40:9 (TLA). No hay tiempo que perder. El evangelio debe ser proclamado urgentemente. Pero claro, como lo que está en juego es la eternidad de las personas hay oposición tal como la sufrieron aquellos primeros discípulos: “Para evitar que sigan divulgando su propaganda aún más… llamaron… a los apóstoles y les ordenaron que nunca más hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús…”, Hechos 4:17-18 (NTV). Advierte un detalle. No se les exigía dejar de hacer milagros o renunciar a la fe sino QUE NO LA COMPARTIERAN. “Estaban sumamente molestos porque Pedro y Juan enseñaban a la gente”, Hechos 4:2 (NTV). El diablo no se molesta cuando profesamos nuestra fe de puertas hacia adentro, pero ‘se brota’ cuando salimos a la calle y nos convertimos en mensajeros del amor de Dios. La misión del diablo es silenciar a los creyentes y ha usado para ello dos estrategias: 1) perseguirlos y encarcelarlos (Hechos 5:25) o, 2) encerrarlos en los templos. En una oportunidad llevaron parte del grupo evangelístico a la comisaría para averiguación de antecedentes y, ¡oh casualidad! ¡Los demoraron todo un día! En Misiones nos denunciaron por intento de secuestro de bebés. Dijeron que regalábamos libros con la intención de robar niños. En otra oportunidad el intendente envió un comunicado considerándonos personas no gratas y la policía nos sacó a los empujones. Pero nada de eso tiene por qué preocuparnos. El Señor dijo: “… Alégrense cuando los insulten por ser cristianos, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes”, 1ª Pedro 4:14 (NTV); 1ª Pedro 2:19. “Si hacen el bien, y aún así tienen que sufrir, Dios los bendecirá. No le tengan miedo a nadie, ni se asusten”, 1ª Pedro 3:14 (TLA).
El gozo que produce el compartir el evangelio
En Lucas 15 Jesús cuenta la historia de una mujer y un pastor que encontraron, respectivamente, la moneda y la oveja que habían perdido. Estaban tan felices que hicieron una fiesta. En el cielo pasa lo mismo: “¡Hay… alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios…!”, Lucas 15:7 (NTV). Cuando hacemos que una persona se reconcilie con Dios todo el mundo está feliz: el arrepentido, el que le presenta el evangelio y sobre todo el Señor. ¡El método bíblico para ser feliz y hacer feliz a Dios es traer ovejas a Su redil! Somos testigos de esta gran vedad. Hemos convivido con quienes están viajando por todo el país. Caminantes de todas las edades, haciendo grandes ajustes para responder positivamente al llamado de Dios. De sol a sol y con temperaturas extremas. Viviendo muchas veces solo con lo mínimo. Ya sea en la altura del Angosto o en el frío de Tierra del Fuego; sea en la lluvia de Bernardo de Irigoyen o bajo la persistente nieve en Ushuaia ellos no desisten. Incluso pagan para sembrar la semilla del evangelio. Siempre gozosos, siempre sonrientes y siempre con una buena disposición. ¿De dónde proviene esa felicidad? ¡De compartir la Palabra! El gozo experimentado no es fingido, es real y solo Dios lo produce en quienes lo obedecen sembrando la semilla del evangelio. ¡Compartir a Cristo da felicidad! ¡Somos felices cuando hacemos feliz a Dios! ¿Qué universidad te dirá eso? La alegría de Dios es nuestra alegría. Y nada le produce a Dios más alegría que ver a un pecador arrepentido, Lucas 15:7. El verdadero gozo comienza cuando predicamos a Cristo. ¿No quisieras experimentar lo mismo? Estás a tiempo todavía. La invitación permanece vigente y la aventura continúa. Prepara tu mochila, cálzate las zapatillas, pónte la gorra. Te esperamos en el próximo viaje.
La invitación divina para todos es esta: ¡conocer, vivir y compartir a Cristo!
Todo comenzó en el mes de agosto del año 2020. Un año que nadie olvidará. El espíritu de ‘mamón’ fue derrotado por primera vez por un virus y el mundo se paralizó. La vida social quedó suspendida, las calles se vaciaron y las persianas de los negocios, fábricas y empresas se cerraron. Una ‘simple gripe’ se transformó en una pandemia universal que mantuvo en vilo al planeta por más de un año. En nuestra provincia las iglesias estuvieron cerradas durante seis meses. Pero algo sobrenatural sucedió el día en que retomamos los cultos presenciales. La iglesia se puso de rodillas y clamó. El Señor prometió: “Cuando el pueblo clame al SEÑOR por ayuda… él… lo rescatará”, Isaías 19:20 (NTV). Y Dios cumplió su palabra y nos entregó una nueva estrategia para evangelizar. El viejo ministerio de predicar en los barrios, desde un tráiler mediante obras de teatros para los niños, daba paso a la evangelización casa por casa, en todo el país. El festival de la familia, que dos veces al año llevábamos a cabo en algún lugar de la Argentina, se transformó en un impacto masivo de todos los días. Los eventos esporádicos y multitudinarios se transformaron en un trabajo silencioso de evangelización persona a persona. Nacía una nueva visión. Aquel clamor congregacional dio lugar a una extraordinaria aventura de fe y a la mejor temporada de nuestras vidas. A partir de entonces ya nada sería igual.
¿Alcanzas a comprender la importancia del clamor? “El pueblo de Dios clama a él… y no tardará en darle lo que necesita”, Lucas 18:7 (PDT). Cuando los israelitas clamaron por ayuda, Dios los liberó del látigo del Faraón, Números 20:16. Cuando Ana clamó por un hijo, Dios le dio a Samuel, 1º Samuel 1. Cuando la mujer sirofenicia clamó por su hija, Jesús la liberó de un demonio, Mateo 15:28. Moisés clamó y Dios “hizo salir agua de la roca”, Deuteronomio 8:15 (PDT). Elías clamó y el hijo de la viuda resucitó, 1º Reyes 17:20-22. ¡Dios siempre responde a la oración de aquellos que claman con fe! ¿Estás en problemas? Inclínate y ora a Dios. El débil gemido de un corazón quebrantado sube rápidamente al trono de Dios. ¿Son invencibles los gigantes que merodean tu casa? Si le das lugar, el General de los ejércitos peleará por ti. “¡Dios… se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá”, Isaías 30:19 (BAD). La solución a tus problemas no es la resignación. El tiempo por sí solo no los resolverá. Lo que necesitas es recurrir a Dios en clamor agonizante. “Si clamas, el Señor responderá…”, Isaías 58:9 (SB-MN). “Cuando ustedes clamen a Mí… Yo los escucharé”, Jeremías 29:12 (Kadosh); Salmo 34:17. Quejarnos de la crisis en la que estamos no la resolverá. Lo que debemos hacer es levantar la mirada y clamar a Dios, tal como lo hicieron los israelitas y como nosotros lo hicimos ese inolvidable 9 de agosto del año 2020. Dios nos reveló el plan para tomar la Argentina en sus cuatro puntos cardinales para luego sembrar la Palabra en cada hogar de la nación. El desafío era humanamente imposible; sin embargo lo estamos haciendo, no sin su ayuda y solo para su gloria. La provisión no ha faltado. El dinero para imprimir millones de libros, el combustible para transitar miles de kilómetros, las personas para evangelizar y Su gracia para realizar con éxito el trabajo llegan a medida que cumplimos con la misión. Los testimonios son muchos. Los milagros son asombrosos. Miles y miles de hogares ya han sido visitados y miles y miles de personas ya tuvieron la oportunidad de escuchar el evangelio. Y esperamos confiados que Dios nos siga ayudando para que todo nuestro país sea evangelizado y todos tengan la oportunidad de salvarse eternamente. Y tú puedes ser parte. La invitación a hacer historia junto al Espíritu Santo también es para ti.
Una misión de dimensiones cósmicas
Nuestra misión es proclamar el mensaje de salvación a los perdidos de este mundo. “Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él”, 2ª Corintios 5:18 (NTV). “Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos”, Marcos 16:15 (NTV). “… Saldrán a dar testimonio de mí…”, Hechos 1:8 (DHH). “Los envío a dar tu mensaje a la gente de este mundo…”, Juan 17:18 (TLA). Si la iglesia no cumple con su tarea evangelística y misionera no justifica su existencia. “El evangelio tiene que ser predicado a todos los pueblos”, Marcos 13:10 (Castillian); Isaías 49:6; Salmo 96:3. La salvación de las personas depende de nuestra obediencia al mandamiento bíblico de predicar.
Obedecer en dependencia
El nuevo diseño divino consistía en visitar casa por casa ofreciendo el evangelio a toda persona, en todo paraje, ciudad y provincia de nuestra nación. Nos propusimos llegar a todos por más aislados que estuvieran. La imposibilidad de la misión demuestra que su origen es divino. Siempre que Dios te encargue un trabajo requerirá fe de tu parte y jamás podrás realizarlo sin Su ayuda. Si lo que estás haciendo está dentro de tus posibilidades y lo puedes realizar con tus propios recursos y sin la dependencia del Espíritu Santo, entonces no viene de Dios. El Señor nunca nos pedirá algo que no requiera fe de nuestra parte.
Con mucha alegría comenzamos el trabajo. Decenas de personas se dieron cita en el templo para llenar bolsitas con caramelos, chupetines y un libro Cuentos que no son Cuentos. Así comenzamos a evangelizar nuestra propia ciudad. Decenas de personas salían todas las tardes con sus bolsas cargadas de ‘felicidad’, llevando a cada persona fe, esperanza y amor. Descargábamos los mapas satelitales y asignábamos una zona para cada caminante. La tarea era urgente. Muchas personas estaban suicidándose. Los casos de abusos en los propios hogares se dispararon. No había tiempo que perder. Con la autoridad de Dios y con la gracia del Espíritu Santo hicimos la tarea en pocas semanas, algo que nunca habíamos podido hacer en toda la historia de la iglesia. Los niños recibieron gratis el libro Cuentos que no son Cuentos, escrito para desarrollar la asertividad en los niños proveyendo recursos para defenderse solitos frente a una potencial situación de abuso. Los adultos de cada casa recibían también gratuitamente un libro inspiracional cuyo contenido los guiaba a encontrarse con Dios. Con el correr del tiempo la visión fue mejorando. Entendimos que la prevención del abuso era secundaria a la predicación del evangelio y entonces agregamos un capítulo al libro titulado Súper Capaz, tu amigo ideal. Posteriormente sumamos el libro ‘amarillo’ La mejor inversión de tu vida. Desde entonces niños y adultos, todos tienen la oportunidad de conocer al Salvador del mundo e ir al cielo.
Preparación para la batalla
Un viaje evangelístico comienza mucho antes de que salgamos a la ruta. Comienza con oración en el aposento alto. Los caminantes oran, los choferes oran, los niños oran. Todo el mundo ora. Se consagran vigilias de oración, ayunos congregacionales y espacios en los servicios generales de la iglesia para orar y clamar. Si queremos ser efectivos debemos empuñar las “invencibles armas del todopoderoso Dios”, 2ª Corintios 10:4, NT-BAD. ¡Cuando la iglesia camina de rodillas avanza más rápido y llega mucho más lejos! Además, nos enfoca en la misión. ¡La consecuencia de una iglesia conectada con Dios es una iglesia en las calles! Es cierto que Jesús nos ordenó predicar, pero no independientemente de Él. ¡Desconectados de Dios la iglesia carece de poder y su trabajo no produce resultados! En esto imitamos a Jesús quien “de día… enseñaba en el templo, pero salía a pasar la noche en el monte… y toda la gente madrugaba para ir al templo a oírlo”, Lucas 21:37-38 (NVI). ¡La autoridad espiritual no se obtiene mediante el conocimiento académico o el liderazgo posicional, sino de la íntima comunión con Dios!
Oposición espiritual
La vida cristiana es un campo de batalla, no un parque de diversiones. Estamos en guerra. Enfrentamos fuerzas malignas de dimensiones cósmicas. El devorador de almas es nuestro enemigo. El asesino de la humanidad nos ataca continuamente. No descansa en su afán de hacer que la gente pierda su alma. La Biblia dice: “Muy breve es la vida…”, (Salmo 39:5, NVI) y luego entramos en la eternidad, ya sea en el gozo eterno con Dios en el cielo o en el tormento eterno en el infierno. Y ese destino depende de lo que la gente haga con el evangelio de Jesucristo. Por eso Dios nos exhorta: “... Anuncia esta buena noticia… No tengas miedo; grita con todas tus fuerzas…”, Isaías 40:9 (TLA). No hay tiempo que perder. El evangelio debe ser proclamado urgentemente. Pero claro, como lo que está en juego es la eternidad de las personas hay oposición tal como la sufrieron aquellos primeros discípulos: “Para evitar que sigan divulgando su propaganda aún más… llamaron… a los apóstoles y les ordenaron que nunca más hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús…”, Hechos 4:17-18 (NTV). Advierte un detalle. No se les exigía dejar de hacer milagros o renunciar a la fe sino QUE NO LA COMPARTIERAN. “Estaban sumamente molestos porque Pedro y Juan enseñaban a la gente”, Hechos 4:2 (NTV). El diablo no se molesta cuando profesamos nuestra fe de puertas hacia adentro, pero ‘se brota’ cuando salimos a la calle y nos convertimos en mensajeros del amor de Dios. La misión del diablo es silenciar a los creyentes y ha usado para ello dos estrategias: 1) perseguirlos y encarcelarlos (Hechos 5:25) o, 2) encerrarlos en los templos. En una oportunidad llevaron parte del grupo evangelístico a la comisaría para averiguación de antecedentes y, ¡oh casualidad! ¡Los demoraron todo un día! En Misiones nos denunciaron por intento de secuestro de bebés. Dijeron que regalábamos libros con la intención de robar niños. En otra oportunidad el intendente envió un comunicado considerándonos personas no gratas y la policía nos sacó a los empujones. Pero nada de eso tiene por qué preocuparnos. El Señor dijo: “… Alégrense cuando los insulten por ser cristianos, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes”, 1ª Pedro 4:14 (NTV); 1ª Pedro 2:19. “Si hacen el bien, y aún así tienen que sufrir, Dios los bendecirá. No le tengan miedo a nadie, ni se asusten”, 1ª Pedro 3:14 (TLA).
El gozo que produce el compartir el evangelio
En Lucas 15 Jesús cuenta la historia de una mujer y un pastor que encontraron, respectivamente, la moneda y la oveja que habían perdido. Estaban tan felices que hicieron una fiesta. En el cielo pasa lo mismo: “¡Hay… alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios…!”, Lucas 15:7 (NTV). Cuando hacemos que una persona se reconcilie con Dios todo el mundo está feliz: el arrepentido, el que le presenta el evangelio y sobre todo el Señor. ¡El método bíblico para ser feliz y hacer feliz a Dios es traer ovejas a Su redil! Somos testigos de esta gran vedad. Hemos convivido con quienes están viajando por todo el país. Caminantes de todas las edades, haciendo grandes ajustes para responder positivamente al llamado de Dios. De sol a sol y con temperaturas extremas. Viviendo muchas veces solo con lo mínimo. Ya sea en la altura del Angosto o en el frío de Tierra del Fuego; sea en la lluvia de Bernardo de Irigoyen o bajo la persistente nieve en Ushuaia ellos no desisten. Incluso pagan para sembrar la semilla del evangelio. Siempre gozosos, siempre sonrientes y siempre con una buena disposición. ¿De dónde proviene esa felicidad? ¡De compartir la Palabra! El gozo experimentado no es fingido, es real y solo Dios lo produce en quienes lo obedecen sembrando la semilla del evangelio. ¡Compartir a Cristo da felicidad! ¡Somos felices cuando hacemos feliz a Dios! ¿Qué universidad te dirá eso? La alegría de Dios es nuestra alegría. Y nada le produce a Dios más alegría que ver a un pecador arrepentido, Lucas 15:7. El verdadero gozo comienza cuando predicamos a Cristo. ¿No quisieras experimentar lo mismo? Estás a tiempo todavía. La invitación permanece vigente y la aventura continúa. Prepara tu mochila, cálzate las zapatillas, pónte la gorra. Te esperamos en el próximo viaje.
La invitación divina para todos es esta: ¡conocer, vivir y compartir a Cristo!
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