Tomando la Tierra Marcos Zapata Descubre las Claves para un Liderazgo de Guerra A Los Pies del Rey

A Los Pies Del Rey

TOMANDO LA TIERRA | MARCOS ZAPATA | Números 13:1-3, 17-20. Dios nos llama a tomar la tierra, pero debemos prepararnos para una nueva etapa de conquista. Tenemos los mejores recursos, pero la tierra aún sin conquistar. Nadie se acuerda del nombre de un cobarde. Recordamos los nombres de Josué y Caleb. Pero ¿y de los otros diez espías? Dios le da una instrucción a Moisés, de reconocer la tierra en un versículo. Moisés la expresa al pueblo en cuatro versículos. Cuidado con añadir lo nuestro a la visión y la instrucción de Dios. El Señor únicamente quería que vieran la tierra y trajeran algo de ella para animar al pueblo. Moisés añadió aquello de que informaran de cómo eran los enemigos (gigantes) y las ciudades (fortificadas). La tierra era buena (versículo 27) manaba leche y miel. Las uvas que trajeron eran grandes (versículo 23). Pero en el versículo 28 y 29 se enfatiza también lo grande que eran los enemigos. Empieza a irles mal cuando se salen de la instrucción y se desenfocan. Versículo 30: Caleb sí que estaba en el espíritu. Versos 31 al 33: El resto de los espías desanimaron al pueblo. Se desesperan porque alguien mezcló lo del hombre y lo de Dios. Fue Moisés. Josué y Caleb eran los que habían visto la tierra, pero no reportaron de los gigantes ni la gente. La tierra era la tierra prometida. “Yo os la doy”, dijo el Señor. La tierra es el factor por el que Dios da una promesa. La tierra, nuestra España, es buena. Y los españoles, el Señor nos dice: “No mires a la gente, porque te desanimas”. Plantar iglesias es conquistar tierra. Conquistar una tierra es conquistar nuestro futuro. Tres señales proféticas de la iglesia que conquista una tierra: Primero: Una iglesia que sale del desierto Números 14, 2 al 5. Estaban en un punto de decisión y Dios los quería motivar con lo que estaba por delante. Pero ellos miraron atrás, a la comida de Egipto. No se pasa de Egipto a la tierra prometida, sino del desierto a la tierra prometida. La Iglesia española sabe lo que es un desierto. Cuarenta años de dictadura, de desierto y persecución. Cuando sales del desierto no hay nada por lo que mirar atrás, solo adelante. Pensando en lo que tengo que dejar y no lo que puedo conquistar, es imposible que tomemos la tierra. No debemos mirar para atrás. Segundo: Unánimes Había un liderazgo, Josué y Caleb, pero el pueblo no estaba unido. En Hechos 2:1 estaban: 1) todos 2) unánimes y 3) juntos. Esos tres componentes (todos, unánimes y juntos) son imprescindibles para conquistar. Cuando tuvieron que conquistar la tierra, Acán rompió la unidad y fueron derrotados. Se perdió la unidad del Espíritu. En Génesis 11:1 vemos la asombrosa unidad para el mal, para el error. Era tal el poder de esa unidad que nada les haría desistir. Nada les detendría en lo que habían pensado hacer. Tenían una estrategia, una visión, una lengua y unidad. Dios tuvo que confundirles su lengua y romper esa unidad. Desde entonces, el Diablo tomó nota. ¿Y cuál es la estrategia que usa Satanás? Disensiones para romper la unidad. En Génesis 11:7, Dios les confundió la lengua. Así sucede en las divisiones, aparece otro lenguaje. El Diablo tomó nota. Vamos a confundir la comunicación y desbaratar cualquier proyecto. Un pueblo unido tiene un mismo lenguaje, una misma visión, una sola estrategia. Hecho 2:4 es la Antibabel. Por la plenitud del Espíritu Santo se unifica el lenguaje. Debemos aprender a hablar con la visión de fe y no con las quejas y los problemas. La Palabra de Dios nos da un solo lenguaje. Tercero: La iglesia que conquista la tierra prometida y su futuro tiene un liderazgo de guerra Moisés y Aarón no eran un liderazgo de guerra; sí Josué y Caleb. ¿Por qué no entró Moisés? Simplemente, el liderazgo de Moisés y Aarón no servía para la tierra prometida. Josué 12:1-6: En 40 años, Moisés derrotó a dos reyes. Josué 12:9-24: Josué y Caleb derrotaron treinta y un reyes. Hacía falta otro tipo de liderazgo. Si quieres liderar un cambio, debes cambiar tu forma de liderar. Hay que adaptarse a lo nuevo; nuevo espíritu para un nuevo contexto social. De aquí a 2030 vamos a tener una nueva sociedad. Necesitamos nuevas estrategias. Primero, debe cambiar el líder, incorporar una nueva mentalidad. El recambio debe empezar en uno mismo. El “id y haced discípulos” no es solo de unos pocos, es de todos; todos conquistando la tierra. La batalla es de todo el pueblo, no solo de Josué y Caleb. Gente que sepa liderarse a sí misma para hacer discípulos. Ellos tenían clara su misión: vamos a conquistar la tierra. Cada uno de nosotros debemos estar en modo misión. El centro no soy yo. El centro es ganar y discipular a otros. Cuando cambia la mentalidad, puede venir multiplicación. ¿Cuál es nuestra visión? Debe ser la misión. Estar cautivados por la misión.